La capital de Rumanía es sorprendente. Algunas partes de la ciudad podrían pertenecer al París del siglo XIX, mientras que otras permanecen enraizadas en la era comunista y muchísimas resultan asombrosamente actuales.
Bucarest es un cóctel maravilloso de pasado fascinante y futuro optimista. Recorre las pintorescas iglesias de Lipscani, regálate una fiesta cultural en la Ópera Nacional o maravíllate en el palacio del Parlamento.
También te esperan diversión, relajación y auténtico hedonismo. Pocos destinos en Europa del Este tienen tanta energía y tanto brío. Disfruta de su comida gourmet, sus noches interminables y la vitalidad de esta capital.
La historia de Bucarest es vasta y prolija. En el siglo XIX era un enclave cultural importantísimo, cuya riqueza se concentró en el hermoso barrio de Lipscani. Después llegó la guerra y el comunismo. No existen demasiados alicientes arquitectónicos de la época de Ceaușescu, pero la Casa del Pueblo es un monumento que no debes perderte.
En los últimos años Bucarest ha recuperado su posición como centro cultural de los Balcanes. La Casa Nacional de la Ópera ofrece un excelente programa de ballet y ópera. El Teatro Nacional también está en auge. Otros lugares atractivos menos conocidos, como Green Hours 22, impulsan una floreciente escena del jazz.
Bucarest ha pasado del comunismo al hedonismo. Encontrarás DJ que pinchan de todo, desde electrónica de vanguardia hasta impactante turbo folk. Entre los lugares más populares destacan Control Club y Club A, abiertos siete noches por semana.
Bucarest tiene una de las mejores colecciones de museos de Europa oriental. Profundiza en el holocausto y en el pasado de Rumanía visitando el Museo de Historia Judía. Dirígete después al Museo Nacional de Historia Rumana, admira obras de maestros europeos en el Museo Nacional de Arte y recorre la residencia del presidente en el palacio Cotroceni.
La energía y el ambiente juvenil de esta ciudad se extiende también a su gastronomía. Los restaurantes tradicionales como Zahana Zexe y los pequeños bistros como Beca's Kitchen sirven comida de clase mundial a precios bajos. Además, hay una amplia oferta de cervezas artesanales, con lugares en los que degustarlas como Ground Zero Beer y Csiki Sor.
El palacio del Parlamento de Bucarest es uno de los edificios más impactantes que existen. Solo el Pentágono es un edificio administrativo mayor y, además, es el más pesado que hay. Su construcción comenzó en 1984 bajo la dictadura de Ceausescu, pero aún no está terminado. Desde la revolución de 1989 es conocido como la Casa del Pueblo y alberga el parlamento rumano, tres museos y un centro internacional de conferencias. Puedes participar en visitas guiadas si lo deseas.
El Biserica Stavropoleos es un monasterio y una iglesia ubicados en el centro de Bucarest. Fue construido en 1724 con estilo brâncovenesc y, junto a su maravillosa arquitectura, ofrece música bizantina coral de primer nivel mundial. También dispone de utensilios religiosos y de una biblioteca con más de 8000 libros, que incluye la mayor colección de libros de música bizantina del país.
El Ateneo Rumano es la principal sala de conciertos de Bucarest y la sede de la Orquesta Filarmónica George Enescu. Fue construido en 1888 por el arquitecto francés Albert Galleron. Circular y abovedado, cuenta con una sala de conferencias y un auditorio donde se encuentra el magnífico fresco de Costin Petrescu que representa los momentos clave de la historia rumana, desde la época romana hasta la creación de la Gran Rumanía en 1918. Es un símbolo de la cultura rumana y un magnífico lugar para escuchar un concierto.
El Curtea Veche fue construido por Vlad III Drácula, el Empalador, en 1459. Este palacio constituye el centro histórico de la ciudad, e incluye la iglesia de la Anunciación de San Antonio. Fechado en 1559, es el edificio religioso más antiguo de Bucarest. Hoy está ocupado por el Museo Municipal.
La plaza de la Revolución es una visita imprescindible. Hasta la revolución de 1989 era conocida como la plaza del Palacio. Acoge el Museo Nacional de Arte, el Ateneo, la Biblioteca de la Universidad y el elegante Hotel Athenee Palace. Este lugar ha sido testigo silencioso de la historia más turbulenta de Rumanía. Actualmente es el enclave más pacífico y el idóneo para pasear en esta ciudad.
El palacio del Parlamento de Bucarest es uno de los edificios más impactantes que existen. Solo el Pentágono es un edificio administrativo mayor y, además, es el más pesado que hay. Su construcción comenzó en 1984 bajo la dictadura de Ceausescu, pero aún no está terminado. Desde la revolución de 1989 es conocido como la Casa del Pueblo y alberga el parlamento rumano, tres museos y un centro internacional de conferencias. Puedes participar en visitas guiadas si lo deseas.
El Biserica Stavropoleos es un monasterio y una iglesia ubicados en el centro de Bucarest. Fue construido en 1724 con estilo brâncovenesc y, junto a su maravillosa arquitectura, ofrece música bizantina coral de primer nivel mundial. También dispone de utensilios religiosos y de una biblioteca con más de 8000 libros, que incluye la mayor colección de libros de música bizantina del país.
El Ateneo Rumano es la principal sala de conciertos de Bucarest y la sede de la Orquesta Filarmónica George Enescu. Fue construido en 1888 por el arquitecto francés Albert Galleron. Circular y abovedado, cuenta con una sala de conferencias y un auditorio donde se encuentra el magnífico fresco de Costin Petrescu que representa los momentos clave de la historia rumana, desde la época romana hasta la creación de la Gran Rumanía en 1918. Es un símbolo de la cultura rumana y un magnífico lugar para escuchar un concierto.
El Curtea Veche fue construido por Vlad III Drácula, el Empalador, en 1459. Este palacio constituye el centro histórico de la ciudad, e incluye la iglesia de la Anunciación de San Antonio. Fechado en 1559, es el edificio religioso más antiguo de Bucarest. Hoy está ocupado por el Museo Municipal.
La plaza de la Revolución es una visita imprescindible. Hasta la revolución de 1989 era conocida como la plaza del Palacio. Acoge el Museo Nacional de Arte, el Ateneo, la Biblioteca de la Universidad y el elegante Hotel Athenee Palace. Este lugar ha sido testigo silencioso de la historia más turbulenta de Rumanía. Actualmente es el enclave más pacífico y el idóneo para pasear en esta ciudad.
Bucarest cuenta con una talentosa generación de chef que deslumbran en sus bares y gastrobares. Muchos se han especializado en platos rumanos, como el Caru' cu Bere y el Lente & Cafea. Energeia, centrado en los ingredientes saludables, y Vacamuuu, especialista en carne, son magníficos. Una comida, incluso gourmet, no suele costar más de RON 40.
Bucarest tiene un clima templado casi todo el año, pero los inviernos son muy fríos. A partir de abril, las temperaturas aumentan rápidamente. El momento ideal para ir es a finales de la primavera, porque encontrarás menos multitudes. Septiembre y octubre tampoco son malos meses, aunque quizás te caiga algún chaparrón.
El aeropuerto internacional Henri Coanda (OTP) se encuentra a 19 kilómetros al norte del centro y está muy bien conectado con Bucarest. El autobús 783 sale cada 20 minutos desde la terminal de llegadas y solo cuesta RON 7. Además, el tren expreso Henri Coanda permite llegar algo más rápidamente por RON 8,1. Si tomas un taxi, pagarás RON 30.
Bucarest tiene conexiones ferroviarias con todo el este y el oeste europeo, incluidas grandes capitales como Belgrado, Berlín y Viena. Todos los trenes internacionales llegan a la Estación del Norte, que cuenta con sistema de metro, autobuses y tranvías a las principales zonas turísticas.
Si conduces desde el aeropuerto hasta el centro, elige la autopista 1 en dirección sur. Si viajas desde Timisoara, toma la A1, cambia después a la E81 nada más pasar de Sibiu y llegarás directamente a la capital de Rumanía. La E81 también lleva hasta el puerto de Constanza, en el mar Negro.
Los autobuses interurbanos son cómodos y baratos en Rumanía. Suelen ser operados por Atlassib, mientras que Eurolines es el principal operador internacional de autobuses hasta Bucarest. Estos últimos suelen llegar a Rahova, en las afueras del suroeste. Una vez allí, coge el tren ligero de Depoul Alexandria para desplazarte hasta el centro.
1. Lipscani es el casco antiguo de la ciudad. Se construyó, principalmente, a finales del siglo XIX. Sus atracciones principales son la elegante Ópera Nacional y el Museo de Historia de Rumanía, así como bares de vinos, locales de copas y discotecas.
2. Cismigiu surgió alrededor de los sublimes jardines de Cismigiu y es uno de los lugares más agradables para alojarse en Bucarest. Bien ubicado y plagado de hoteles con encanto, es el lugar elegido por los nativos para charlar, relajarse, divertirse y salir con amigos.
3. Floreasca es un distrito próspero, de negocios y muy elegante, con la mayor concentración de restaurantes gourmet de la ciudad. Es, asimismo, el hogar del centro comercial Promenada.
Sus cuatro líneas de metro constituyen la mejor manera de moverte por la ciudad. Sus tarifas cuentan RON 5 y, si compras un bono de 10 viajes, solo pagarás RON 10. También hay autobuses y tranvías. Para utilizarlos, compra una tarjeta Activ recargable.
Aunque los precios de los taxis son variables, las compañías acreditadas no deberían cobrarte más de RON 2,50 por cada 1,6 km.
Alquilar un coche es una buena opción de movilidad. Encontrarás sucursales céntricas de Sixt, Europcar, Budget y Avis. De este modo podrás organizar tus propias excursiones de día a Targoviste o Snagov. Las tarifas no son altas: unos RON 50 diarios.
En Bucarest puedes hacer compras sin fin, tanto de lujo como de segunda mano o de diario. El Promenada Mall, en Floreasca, reúne a las principales cadenas de diseñadores. También Calea Victoriei, en Lipscani, es perfecto para comprar.
Para comprar alimentos básicos, los supermercados Kaufland, Carrefour y Profi son las mejores opciones. Los precios son bajos: una buena botella de vino te costará RON 20.