El este de Alemania es un territorio que tiene mucho que ofrecer al visitante. Una historia única, monumentos capaces de sorprender y, por supuesto, una ciudad como Leipzig que se presenta como una de las grandes capitales modernas del país.
En Leipzig todavía resuenan los grandiosos ecos de la música de Bach, una figura que dejó su impronta en la ciudad y que tiene que apreciarse justamente. Las galerías comerciales del siglo XIX y monumentos como su catedral, que son la envidia de todas las ciudades cercanas, son solo algunos de los detalles que conducen a multitud de turistas a esta localidad sajona.
Pero no hay que dejar de lado el Leipzig más moderno. La ciudad cuenta con una amplia variedad de locales nocturnos que se concentran en el barrio de Südvorstadt y de espacios culturales como Spinnerei, por lo que nadie podrá salir decepcionado de su estancia en Leipzig.
La cultura musical alemana no se entiende fácilmente sin pasar por Leipzig. Compositores como Bach, Mendelssohn o Richard Wagner nacieron aquí y sus pasos pueden seguirse para descubrir uno de los aspectos más destacados de la ciudad en lugares como la iglesia de Santo Tomás, templo en el que fue bautizado Wagner.
Desde las modernas galerías de arte que llenan la antigua fábrica de algodón de Spinnerei hasta la Escuela New Leipzig, las calles de esta localidad alemana están repletas de lugares en los que se respira arte y se vive la cultura con mucha intensidad y que mantienen vivo el carácter de la ciudad.
A poco que pasees por las calles históricas de la ciudad comprobarás que existen cafés de todo tipo. Leipzig siempre ha mantenido una gran tradición ligada a estos establecimientos, algo que puede comprobarse en el Zum Arabischen Coffe Baum, el café más antiguo de Europa.
Pasadizos cubiertos repletos de tiendas. Lugares como Mädler-Passage o Jägerhof crean una experiencia mágica capaz de hacerte viajar un siglo atrás por su bella arquitectura y por no haber cambiado casi nada en todo este tiempo, por lo que estas galerías deberían incluirse en tu recorrido por Leipzig.
La llanura de Sajonia, estado alemán donde se encuentra Leipzig, es uno de los rincones naturales más bellos e interesantes de Alemania. A poca distancia de la ciudad se encuentran lugares como el Kulkwitzer See, un lago en el que existen playas y donde se puede nadar gracias a la calidad de sus aguas.
El Monumento a la Batalla de las Naciones es uno de los rincones más especiales de toda la ciudad de Leipzig. Esta construcción de piedra, que roza los 100 metros de altura y obliga a subir unos 500 escalones, fue terminada en 1913 para celebrar la derrota de Napoleón en Leipzig, en una de las grandes batallas de 1813. Sin duda, un monumento cargado de historia.
En una ciudad que presume de ser uno de los grandes centros culturales de Alemania, el museo dedicado a su historia ha de ser una parada obligada durante tu estancia. Este lugar muestra la evolución de Leipzig desde la Edad Media con una colección tan completa como bien representada e imaginativa.
Un historiador del arte podría explicar la evolución de la arquitectura sin tener que salir de esta iglesia. Se comenzó a construir en 1165, pero no se terminó hasta bien entrado el siglo XVIII, por lo que es fácil advertir detalles de estilo románico y otros góticos o neoclásicos. En definitiva, una experiencia llena de matices y encanto.
Esta mítica sala de conciertos, sede de la orquesta Gewandhaus, es uno de los rincones más especiales para todos los amantes de la música en Leipzig. Es el tercer edificio que se levanta en el mismo lugar con este uso, ya que los anteriores fueron demolidos o bombardeados por distintos motivos.
Abierto desde 1878, el zoo local cuenta con más de 2000 animales de 500 especies y traza un recorrido lleno de encanto que permite disfrutar tanto a grandes como a pequeños de una experiencia única.
El Monumento a la Batalla de las Naciones es uno de los rincones más especiales de toda la ciudad de Leipzig. Esta construcción de piedra, que roza los 100 metros de altura y obliga a subir unos 500 escalones, fue terminada en 1913 para celebrar la derrota de Napoleón en Leipzig, en una de las grandes batallas de 1813. Sin duda, un monumento cargado de historia.
En una ciudad que presume de ser uno de los grandes centros culturales de Alemania, el museo dedicado a su historia ha de ser una parada obligada durante tu estancia. Este lugar muestra la evolución de Leipzig desde la Edad Media con una colección tan completa como bien representada e imaginativa.
Un historiador del arte podría explicar la evolución de la arquitectura sin tener que salir de esta iglesia. Se comenzó a construir en 1165, pero no se terminó hasta bien entrado el siglo XVIII, por lo que es fácil advertir detalles de estilo románico y otros góticos o neoclásicos. En definitiva, una experiencia llena de matices y encanto.
Esta mítica sala de conciertos, sede de la orquesta Gewandhaus, es uno de los rincones más especiales para todos los amantes de la música en Leipzig. Es el tercer edificio que se levanta en el mismo lugar con este uso, ya que los anteriores fueron demolidos o bombardeados por distintos motivos.
Abierto desde 1878, el zoo local cuenta con más de 2000 animales de 500 especies y traza un recorrido lleno de encanto que permite disfrutar tanto a grandes como a pequeños de una experiencia única.
Hay algunos establecimientos de la ciudad que tienen tanto valor gastronómico como histórico. Por ejemplo, el Café Puschkin, situado en la calle Karl-Liebknecht-Str., o el Auerbachs Keller, que data de 1525, son magníficas opciones para disfrutar de las cervezas y otros productos locales. El precio por una comida completa suele rondar los 20 o 25 EUR por persona.
No hay ningún momento del año inapropiado para visitar esta ciudad, aunque los inviernos pueden resultar algo fríos con nevadas esporádicas. Eso sí, la mejor época se concentra entre marzo y finales de septiembre, ya que es cuando se organizan los conciertos al aire libre que dan fama a Leipzig.
La principal puerta de entrada a esta ciudad del este de Alemania es el aeropuerto de Leipzig-Halle (LEJ). Está separado del centro por unos 25 kilómetros, distancia que puede recorrerse con el servicio de tren público que cuesta 4 EUR.
La estación central de Leipzig es una de las más importantes de la región. Cuenta con servicios diarios a grandes ciudades de Alemania y a otras como Praga por unos 30 EUR. Por ejemplo, el tren a Berlín tiene una duración de tan solo 80 minutos y cuesta 20 EUR.
Si conduces desde Berlín, debes tomar la autovía A9; desde Dresde, la A14; o la A4 si quieres llegar en coche a Leipzig desde Fráncfort del Meno. Las carreteras son modernas y muy seguras, por lo que se puede realizar el viaje sin complicaciones.
Flixbus y Eurolines son las principales empresas que ofrecen billetes de autobús para Leipzig. Esta opción es más lenta pero mucho más económica que las anteriores, ya que se puede llegar a Berlín por unos 10 EUR o a Hamburgo por 20 EUR.
1. Zentrum: es el corazón de la ciudad y el lugar donde se localizan los museos y monumentos. Por ello, es aquí donde se ubican hoteles tan lujosos como el Steigenberger Grandhotel Handelshof o el Innside by Meliá.
2. Musikviertel: un barrio dedicado por entero a la música en el que hay buenos hoteles y muchos lugares de ocio como el pub Killiwilly.
3. Zentrum-Ost: muy cerca del centro pero con un toque más alternativo. Es un buen sitio para comer en lugares como el Zunftkeller o el Chinas Welt.
Sin duda, la mejor opción es la que ofrecen los tranvías y los trenes S-Bahn, ambos servicios operados por la empresa LVB. El precio del billete sencillo es de 2,50 EUR.
El taxi es cómodo pero puede resultar algo costoso en Leipzig. La bajada de bandera es de 3,50 EUR, mientras que cada kilómetro tiene un coste de unos 2 EUR.
En la ciudad hay oficinas para el alquiler de vehículos de empresas como Hertz, Europcar o Avis. Por 15 o 20 EUR al día se puede disponer de un coche, una buena opción para visitar los alrededores de Leipzig.
La ciudad ha sido tradicionalmente un centro comercial para muchas de las pequeñas localidades que la rodean, algo que se nota en la cantidad y la variedad de comercios que hay en sus calles. La mejor zona para ir de tiendas es la que crean las galerías cubiertas o las calles que rodean a Augustusplatz, un lugar este último en el que suelen organizarse diversos mercadillos. El costo de la vida en Leipzig es menor al de otras ciudades alemanas y es que se puede tomar un café en una terraza por unos 2 EUR o comprar una botella de agua por 1,50 EUR.