Compuesta por ciento dieciocho islas, la Polinesia Francesa es uno de los destinos más populares y lujosos del mundo. Un paraíso terrenal de aguas cristalinas, bungalós y selvas tropicales. Sus altos picos volcánicos y sus lagunas de aguas verdes crean uno de los países más hermosos del Pacífico, sin olvidar las altísimas cascadas escondidas entre su vegetación. Por esto y más debes visitar la Polinesia Francesa.
Uno de los destinos más populares de la Polinesia Francesa es, sin duda, Bora Bora, una isla rodeada de islotes con aguas turquesas y playas de arena blanca. Sus arrecifes resultan ideales para practicar esnórquel.
La isla más grande la Polinesia Francesa es Tahití, con numerosas playas, cascadas y volcanes. Visita su museo homónimo para conocer más sobre su historia y degusta la comida local en el Marché Papeete.
En la isla de Moorea, se encuentra la extensa y estrecha bahía de Opunohu, que tiene tres kilómetros de profundidad. Aprovecha y planifica un paseo en barco para disfrutar de un baño en sus aguas transparentes.
Maupiti es una pequeña isla que tiene playas de arena rosada y blanca y donde se pueden observar mantarrayas y delfines. Visita también su acantilado Hotu Parata y las ruinas del templo Marae Vaiahu.
Recorre el antiguo complejo sagrado de Taputapuatea marae, un sitio arqueológico declarado Patrimonio de la Humanidad y con hermosas vistas panorámicas.
La estación seca, de mayo a septiembre, es la mejor época para visitar la Polinesia Francesa, con temperaturas que oscilan entre los 20 y los 30 °C. Es preferible no viajar en los meses de febrero a abril, ya que suele ser la temporada de lluvias y la humedad se intensifica.
Los ciudadanos de la Unión Europea no necesitan un visado para ingresar a la Polinesia Francesa y podrán hacerlo con su pasaporte o DNI.
Debido a su remota ubicación en medio del océano Pacífico, la forma más conveniente de llegar a la Polinesia Francesa es en avión. Norwegian Airlines, Iberia y Air France ofrecen conexiones desde Madrid a Tahití por unos 155000 XPF (unos 1300 EUR).
Se puede llegar en barco a la Polinesia Francesa por medio de cruceros turísticos que ofrecen rutas por sus islas.
Aunque la mayoría de los hoteles de la Polinesia Francesa se concentran en Bora Bora, Tahití y Moorea, las demás islas han empezado a incrementar su oferta. Los alojamientos más comunes son los bungalós, ya sea los de lujo sobre el agua o los más modestos, que se encuentran las áreas urbanas. También es posible encontrar hostales y apartamentos de alquiler, pero son escasos.
Los transportes públicos escasean en la Polinesia Francesa y solo Tahití cuenta con una red de autobuses. La tarifa de este transporte es económica y ronda los 215 XPF (1,80 EUR, más o menos), aunque tiene poca frecuencia. También hay servicios de taxi, que cuestan entre 650 y 2500 XPF (5,50 EUR y 21 EUR), aproximadamente, según el trayecto.
Alquilar un coche representa una buena manera de recorrer las grandes islas como Tahití. La edad mínima para hacerlo es de veintiún años y el precio ronda los 4800 XPF (sobre 40 EUR) por un coche pequeño y los 9600 XPF (unos 80 EUR) por un todoterreno.
Air Tahiti ofrece vuelos internos por las distintas islas de la Polinesia Francesa. Además, hay paquetes que incluyen varios destinos o rutas para realizar en un día.
Ferris y catamaranes conectan varias islas de la Polinesia Francesa. Una de las rutas más comunes es de Tahití a Moorea, que cuesta unos 1200 XPF (10 EUR, más o menos) y se recorre con mucha frecuencia.
La Polinesia Francesa es sinónimo de lujo sobre el mar y es un destino costoso. Los deportes acuáticos, como buceo o esnórquel, pueden costar entre 11000 y 15000 XPF (92 EUR y 125 XPF), aproximadamente. Comer en un local informal cuesta alrededor de 1500 XPF (alrededor de 13 EUR) por persona, aunque, si lo haces en hoteles o resorts, suele superar los 3000 XPF (unos 25 EUR). Además, moverse entre las islas, como de Bora Bora a Tahití, puede superar los 35000 XPF (sobre 300 EUR) en avión.